El confinamiento en sí mismo no es nada sano y produce comportamientos y consecuencias anómalas en el ser humano. ¿De qué manera se agravan estas conductas en las personas con enfermedad avanzada y en sus familiares?
Estamos viviendo una situación que nos obliga a parar, a dejar el ritmo frenético que teníamos, a abandonar el consumismo, a cambiar las rutinas sociales y laborales que teníamos…y a quedarnos en casa, a recuperar lo sencillo, a estar con los nuestros… y con uno mismo/a…
Y esa realidad, es la que lleva viviendo una persona cuando enferma, la diferencia es que antes sólo lo vivía él/ella y el mundo seguía con su ritmo frenético…La persona con enfermedad avanzada vive “esa retirada del mundo”, ese estar en casa, ese volver a lo sencillo y con los suyos desde hace tiempo. Es lo que toca, bajar el ritmo y dejarse cuidar para este proceso de vida.
Ahora lo importante es que esas personas, en esta situación especial en donde todos estamos obligados a permanecer en las casas; estén atendidas, cuidadas y acompañadas de la manera que lo necesitan. Quizás ellos/as no notarán tanto las pérdidas que supone un estado de confinamiento (pérdida de trabajo, de actividad social, de actividades lúdicas, de “libertad”…), pero si notarán el estado de ánimo de los que le rodean y notarán que no vienen tantos familiares como antes o tantas visitas médicas…Como sabemos, el RD 463/2020 del estado de alarma en el artículo 7 contempla la asistencia y cuidado a personas mayores, dependientes y en general a personas especialmente vulnerables. Por lo que es importante seguir implicándonos para que el cuidado sea el más óptimo y la persona no viva este proceso con soledad.
En estos días de ‘Estado de Alarma’ las personas percibimos el coronavirus como una amenaza real, porque está afectando a nuestras rutinas, porque los casos de contagio están cerca. Este sentimiento se acentúa en las personas de riesgo con enfermedades crónicas y avanzadas. ¿Cómo se puede evitar que lleguen al pánico?
A mí me gusta más hablar de “Estado de Protección” que de Estado de alarma. La palabra alarma nos conecta con el miedo, con el pánico, con la angustia…emociones que se disparan, nos abruman y nos hacen caer en conductas muchas veces desadaptativas e irracionales; así como nos generan una cascada de pensamientos rumiativos, preocupantes y catastrofistas que nos producen mucho más sufrimiento añadido.
El Estado de Protección nos hace poner la atención en unas medidas para sentirnos seguros, protegidos…, nos permite conectar con la confianza, con el sentirnos resguardados, apoyados, tranquilos…
Es muy importante que el cuidador pueda transmitir todo esto a las personas de población vulnerable y que pueda aportarle siempre calma y seguridad. Y eso se transmite no sólo con las palabras, sino con nuestro lenguaje no verbal, con nuestra mirada, nuestros gestos, nuestra actitud calmada, serena, cálida… Que estemos ahí, sosteniendo su miedo y calmándole con palabras y actos de cariño, de apoyo y de comprensión es fundamental en estos momentos.
Los cuidadores, tanto profesionales como familiares de personas con enfermedades crónicas y avanzadas, no deben anticiparse a lo negativo, pero sí tener en cuenta las recomendaciones de las autoridades sanitarias. El mantenerse alejados de las personas de riesgo produce frustración y sentimientos de abandono por dejarlas aisladas, sin apenas comunicación. ¿Qué hacer ante estos sentimientos de frustración y debilidad del cuidador?
Como he comentado antes, sí está permitido cuidar y visitar a personas enfermas o vulnerables en esta situación, pero para minimizar los riesgos lógicamente se restringe y se protege del contacto, por lo que los cuidadores son las mínimas personas posibles. Es normal que los familiares y cuidadores sientan impotencia en esta situación y la sensación de que los están abandonando. Para ello es importante que podamos ver que nuestra actuación es clave en esta crisis del Covid-19, ya que somos absolutamente interdependientes en esta pandemia y lo que hagamos nosotros protege al de al lado y especialmente a la población vulnerable. Por lo que las medidas de protección que tenemos que realizar de no salir de casa, lavarnos las manos esmeradamente, usar mascarilla, guantes, alejarnos una distancia razonable de la persona… es una protección hacia ellos, es un gesto de amor hacia ellos…Como seres sociales, nos necesitamos los unos a los otros y necesitamos el contacto, los abrazos, besos, caricias…, ahora que la situación no nos lo permite hay que ver otras formas de demostrar amor, “por ti no te beso, ni me acerco, pero te digo que te quiero y cosas bonitas, te hago la compra, te llamo todos los días, te escribo esta carta, te doy este regalo creado con mis manos, te enseño estas fotos, te canto esta canción, te hago esta receta de cocina…Te acompaño y te doy amor de la manera que puedo en este momento”.
En definitiva, ante esta situación tan anómala de confinamiento absoluto, todos, pero especialmente los cuidadores y las personas con enfermedades crónicas y/o avanzadas se pueden ver desbordados por la ansiedad, el aburrimiento, la desesperanza, la depresión. ¿Cuáles serían las claves para combatir estas emociones negativas?
Ante eventos altamente impactantes es normal experimentar pensamientos, emociones y sensaciones difíciles que nos cueste gestionar y nos abrumen.
Algunas claves importantes tanto para familiares como enfermos en esta situación son:
- Centrarse en el aquí y ahora. Es normal en esta situación tener pensamientos intrusivos, anticipatorios, preocupaciones…pero hay que evitar engancharse a ellos.
- Evitar la sobreexposición a la información.
- Cuidar el lenguaje interno: ser comprensivo con uno mismo, evitar castigarse y juzgarse.
- Verbalizar los sentimientos, compartir las emociones a familiares, amigos… Estar conectados de otra manera (vía virtual, telefónica…)
- Dejar expresar y sostener las emociones de otros, validarlas, respetarlas, comprenderlas y servir de apoyo, de escucha, acogiendo a la persona incondicionalmente.
- Parar 1 minuto cada hora para respirar profundamente. Utilizar alarmas para recordarlo.
- Hacer actividades de autocuidado, especialmente ejercicio físico en casa.
- Aprovechar esta situación de “parada” para redescubrir y disfrutar de pequeños momentos y situaciones cotidianas.
- Reconocer qué perdidas ha supuesto para ti esta situación, qué es lo que echas de menos especialmente (reuniones sociales, el trabajo, salir a la calle, visitar a personas…) porque eso te ayudará a reconocer el microduelo o duelo que estás viviendo. Y también reconocer qué ganancias tiene esta situación para ti, qué has descubierto, qué estás disfrutando ahora que antes no hacías. Identifica lo que te duele y lo que te gratifica, eso te permitirá comprenderte y ayudarte, así como hacerlo con los demás.
- Haz meditación regularmente para estar presente, cuidarte y conectar con la calma, serenidad y confianza.